Para nosotros los colaboradores, la actividad la persivimos desde otro ángulo, marcaba el reloj las 9:02 de la mañana cuando, junto a Adriana Mayer (gauchita), llegamos al parque central de Sacacoyo, y casi que de inmediato nos pusimos a trabajar en el planeta que nos tocaba (la tierra). El Principito al llegar a la tierra, hizo dos amigos muy especiales, El aviador y El zorro, esa vinculación fue uno de los puntos de reflexión que dabamos a conocer a los visitantes, saber balancear los compromisos del adulto, para enfocarnos en esas amistades entrañables, la familia y en nosotros mismos, y sobre la importancia de dejar el peso que ponemos a nuestro cuerpo para llegar a ser espiritus libres como lo fue El Principito.
Salimos llenas de nuevas experiencias, desafios y con el deseo de seguir uniendo esfuerzos para que estos niños y jovenes amen la literatura.
Cuanto ha crecido Sacacoyo!!!!! Enhorabuena a Verónica Herrera, quién nos mueve como instituciones y nos enriquece con lo vivido.